quinta-feira, 5 de novembro de 2009

MI PEQUEÑO MANIFIESTO ANTIEUROPEÍSTA

http://www.laudefontenebro.com/fontenebronews/UserFiles/Image/Dibujo%20SecundariaHispanidad.jpg Ni puedo, ni quiero, ni debo ser europeísta. " España y yo somos así, señora ", que dijo un genio. Y menos de la Europa de Westfalia, y de su legítimo hijo revolucionario, que al calor de la guillotina, terminó por destrozar lo que quedaba de la Cristiandad. ¿ Que hubo un día en que la Cristiandad se confundió con Europa ? Sí, cuando el viejo continente miraba a Tierra Santa con todas sus fuerzas. Yo soy español, español de Andalucía;, y por ende defiendo la Hispanidad. Y porque soy hispanista, no puedo ser otra cosa que lusófilo y (hispano)americanista, amén de tremolar muy alta la bandera de mi raza. Porque pienso y creo que el camino español no tiene pérdida posible desde los romanos tiempos, y que éste se encuentra por ventura en la fuerte alianza con Portugal y nuestra América, en recuperar Gibraltar y en no descuidar la costa norteafricana como nuestra natural orilla. Y eso es lo que más temen y odian nuestros enemigos de siempre, por más que estemos en nuestras horas más bajas. Nunca querrán a España y Portugal aliados de verdad, ni menos con el Ultramar. Tanto a España como a Portugal se lo han venido dejando claro. De " Sagres contra Europa " habla nuestro correligionario Joaquim Cymbron. Y no hablamos de lo europeo como un hecho geográfico o como otros hechos ónticos, hablamos del europeísmo como basura ideológica. Por eso, ni puedo ni quiero ni debo ser europeísta. Ni menos de esa Europa hija de Calvino y Voltaire que tan mala voluntad nos tiene, esta Europa cobarde que cede el Kosovo a la mafia mahomética, esta Europa de crisis económicas y sociales terribles, esta Europa postmoderna que ni sabe a dónde va ni de dónde viene, y que no es más que un pelele manejado por el Gran Gringo, cuyo mesianismo angloprotestante nos está llevando al abismo. Esta Europa de mercachifles y burócratas....Que se la metan por donde mejor les quepa, y que se les indigeste. Sí puedo, quiero y debo defender la Hispanidad. Y la Hispanidad no se entiende sin la Cristiandad. Por eso, en estos días de tan negros nubarrones, nosotros los españoles poseemos el cofre sagrado de la Tradición Contrarrevolucionaria Carlista cuya sublime doctrina más ha perdurado e influenciado. No sólo tenemos que sentirnos orgullosos de ello, sino seguir trabajando sin desfallecer, y en unir nuestras fuerzas a todos aquellos enemigos de la Revolución cuyas reales banderas siguen clamando por idéntica e irrenunciable esencia. ¿ No dicen los rojetes que hay que globalizar la resistencia ? Pues frente a las globalizaciones materialistas, ya vengan de mesianismos angloprotestantes o marxistoides, nuestra Contrarrevolución en Universitas Christiana; la que aún no ha dicho su última palabra.

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