
Oh,  negrito del Brasil,
que hablaste con voz imperial,
háblame, alma  buena y pura,
háblame de la Hispanidad.
Gran profesor  católico,
hijo de una patria nueva,
universal lusitano,
maestro  de América.
Una legión de ideas,
bien poderosa marchó,
en  la fuerza del silencio,
con paulista crisol.
Arlindo  Veiga Dos Santos,
heraldo tradicionalista,
cuánta poesía y  sapiencia,
cuánta ciencia viva.
Sea el Amazonas tu eco,
tu  blasón la Orden de Cristo,
propaguen los mares tu esencia,
por  siempre, genial Arlindo.
 
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