Un celta llegó a la Península,
Con una ibera se unió,
Fuerza nativa forjadora,
De un magnífico corazón,
Cercaron las olas de los mares,
Tanto fenicios como griegos,
Entrambos asombráronse,
De la cultura de Tartessos,
La Piel de Toro querida,
Hunde antiquísimas raíces,
Desde las montañas vasconas,
Florecen arcanos sublimes,
Tú que fuiste la perla de Roma,
Y de los godos patria ansiada,
Tú, martillo del mahometismo,
Tú en América, Flandes o Italia,
De tus legendarios orígenes,
A tu desarrollo de esplendor,
Tanto trabajo y sacrificio,
¿ Por qué tanta falsa cuestión ?
Vuelva la garra de Olindico,
Vuelva la garra de Viriato,
La de Indíbil y Mandonio,
La de Culchas y Chalbo,
Vuelva la vieja estirpe,
Vuelva hacia el futuro,
Vuelva contra la decadencia,
De este tiempo tan oscuro,
Vuelvan a crujir las falkatas,
Vuelvan los roncos cantos de guerra,
Vuelvan broncos y saludables nombres,
A la gran patria iberocelta.