A la Piel de Toro,
un celta llegó,
a los años con una ibera,
muy bella se unió,
Echaron raíces,
implorando a Netón,
en una tierra indómita,
que les robó el corazón,
Lagunas de Ataecina,
solemnes plegarias,
árboles misteriosos,
tierra legendaria,
Llegó el cartaginés,
y llegó el romano,
el suelo ibérico,
se vio abrumado,
Roncos cantos de guerra,
de una vieja estirpe,
honderos feroces,
jinetes de lo imposible,
De la península,
y sus más antiguos pueblos,
señeros por excelencia,
celtas e iberos,
Chalbo, Indíbil, Mandonio,
Culchas, Viriato, Olindico,
impresionado Escipión,
ante el caudillaje mítico,
Por eso el gran Hércules,
hasta las Hespérides llegó,
trabajando un mito,
de iberocelta corazón,
Oh, tierra de mitos,
que nunca fueron casualidades,
vuelve a realizar tus sueños,
y abandona tus soledades.