Por fin me terminé la gran obra de este apreciado erudito portugués. Como saben, fue adquirida enMINHA LUSA VIAGEM: COIMBRA, JUNHO 2009 . Joaquim Cymbron siempre me recomienda todo de Oliveira Martins, y en especial, me dijo que este libro me iba a venir muy bien para paladear los episodios que se ciernen sobre lo que mayormente conocemos como Aljubarrota, y sobre la persona del Santo Condestable, sobre la que podemos hallar información y artículos reveladores enA BATALHA E O CARMO y en A Casa de Sarto: San Nuno Alvares Pereira (carta abierta a R).
Me ha llevado su tiempo, como digo, pues leer en un portugués culto del siglo XIX tiene sus cosas, y más para alguien que destaca en torpeza, como yo. Y más ante una personalidad tan importante.
D. Joaquim Pedro, en una prosa excepcional, acompañada de una rigurosidad historiográfica soberbia y de unos tonos poéticos sublimes, hace toda una biografía que se merece San Nuño de Santa María. En este libro encontramos al hombre, al soldado, al caballero, al místico, al piadoso. Encontramos las difíciles contiendas de la Península en la galopada hacia el ocaso medieval, que a veces, me hace recordar a las disputas entre las distintas tribus celtibéricas. Razzias sucesivas que se sucedieron a ambas orillas del Duero, en una península que aún no se había librado del todo del enemigo muslímico. Saqueos e injusticias se sucedieron, mas San Nuño de Santa María jamás permitió que saquearan iglesias o que violaran doncellas, castigando duramente a quien lo hacía. Es un ejemplo ilustrativo de quien encontraba en la oración el reposo y la paz de este mundo, en quien quiso mantener su castidad y no pudo por " presiones familiares ", en quien consagró su vida a su patria y a la Santa Fe y no tuvo más ambición que ser el padre de los pobres, en una época situada ante el cisma de Aviñón. Nuno Álvares encarnó con congruencia la figura del cavaleiro monge, el cuartel y el monasterio, la cruz y la espada. Todo un ejemplo de vida hacia el sacrificio que debería ilustrarnos.
Relacionándolo en un ambiente cultural/literario con la caballería de la tabla redonda ( Aura que tanto influenció y que tanto " denunció " Cervantes a los años ), Oliveira Martins escudriñará todo un mundo social, político, cultural, económico y religioso en unas reflexiones antológicas. La vida del Santo Condestable, como decimos, queda muy aclarada para todos aquellos que ignoramos la historia de Portugal.
De entre las curiosidades que me llaman la atención, destacaría que Oliveira Martins sitúa el comienzo de las alianzas anglolusas en este periodo. Claro que entonces era la Britania de la Cristiandad....Y ya tenía sus ambiciones para con la Corona de Castilla y para con toda la Península en verdad. Aquí fue Inglaterra la aliada de Portugal y Francia la de Castilla....Acaso un mal presagio.
Oliveira Martins va a acudir a las más variadas fuentes, detallando una concienzuda bibliografía, y con su personalidad y sabiduría, nos va a sumergir en la figura de San Nuño como un espejo para entender la Lusitanidad. Cosa que por supuesto, logra, aun con matices. Y yo, acordándome de la estatua del caballero santo allá frente al monasterio de Batalha.....
De entre las reflexiones finales que se hace este gran polígrafo portucalense, yo destacaría la siguiente:
" Com o findar do século XIV mudam as coisas, e os sentimentos novos que se definem preparam o regime posterior do dualismo, em que o antigo reino de Castela, passando mais tarde a chamar-se a Espanha, exprime com uma palavra só o pensamento unitário da sua existência. Na Espanha ficava todavia Portugal, e depois do baptismo de 1385, Portugal era também uma naçâo; e também no espírito dos seus monarcas principiaram a florir as ambiçôes de realizar a unidade a seu benefício.Ao problema propriamente geográfico acresceu desde logo o problema orgânico, pois a ideia nova de Naçâo diferia por completo do facto espontâneo dos estados medievais. Eram, estes, agregados de famílias nobres e de vilas burguesas; existiam, federativamente, por justaposiçâo, indiferentes ás condiçôes de proporçâo: a grandeza estava no esplendor das façanhas heróicas ! Agora, a naçâo surgia com os caracteres de um ser uno e vivo, tendo como cérebro o Pensamento, incarnado na pessoa simbólica do rei. Das proporçôes do estado dependia a sua grandeza; da sua grandeza; da sua grandeza e possibilidade de satisfazer á missâo magnífica em que se sentia investido. Impossibilitado de ser expandir na Península, Portugal viu-se forçado a embarcar. Ceuta foi a primeira viagem: Alcácer-Quibir a última.E impossível reconstruir a histórica com hipóteses; mas a imaginaçâo pára inquieta perguntando, se, com efeito, o sonho de Campanelha nâo poderia ter sido um facto, caso o filho de D. Joâo II nâo tivesse morrido de uma queda estúpida. O herdeiro do Trono de Avis, monarca de toda a Península, senhor de todo o mundo extraeuropeu, poria tal vez sobre a cabeça a coroa de um império maior e mais firmed do que foi o de Carlos V. Unificando-se politicamente a Península pelo ceptro de um rei português, enfeixando-se todos os reinos da Espanha no período ascencional da sua fortuna, possível que a Portugal sucedesse como ao Aragâo, ao passo que, depois, quando, sobre uma catástrofe, a uniâo se fez, o povo que num século atingira a plenitude da glória, identificou a uniâo com a desgraça, chorando nas mesmas lágrimas a independencia perdida e a fortuna dissipada. E se o acidente fatal de 1491, quando a princesa Isabel de Castela ficou viúva, nao tivesse malogrado a ambiçâo ingente do maior homem, talvez, que em Portugal nasceu, a coroa do herdeiro de D. Joâo II, rutilante com as visôes diamantinas de Nuno Álvares, que foi o Paracleto português, a coroa rutilante de Avis nâo teria, é quase certo, rolado pelos areais de Alcácer-Quibir, dispersando as suas pedras desengastadas como lágrimas soltas na face adusta da afliçâo cruciante de um povo.Esta afliçâo, esse doloroso martírio com que nós, portugueses, pagámos e ainda pagamos, um instante de fortuna incomparável, nâo devem hoje surpreender- nos pois uma das verdades sabidas é que os momentos de bem-aventurança na terra sâo expiados sempre por largos tempos de amargura. O homen nâo nasceu para a felicidade, por isso mesmo que a Natureza lhe deu a imaginaçâo com que se eleva acima do mundo: a felicidade é o estado próprio dos seres apenas vegetativos. Tempo houve, porém, em que desta própria amargura da vida, a imaginaçâo huana fez a escada mística por onde subia, das portas da morte, as visôes luminosas do Céu. Exemplo superior da concepçâo cristâ da vida, e por isso venerado como santo, Nuno Álvares é porventura o tipo culminante da energia própria desta nossa raça peninsular ibérica, idealista na alma, e afirmativamente heróica. O heroísmo encontrou objecto no sentimento histórico da independencia que transformou em consciência nacional; o idealismo vasou-se no credo religioso que havia de abrasar toda a Espanha, produzindo um dos fenómenos mais extraordinarios da alucinaçâo colectiva........Nos tempos modernos, ninguém soube a Vida melhor do que nós, os povos da Espanha: isto é, ninguém afirmou tâo superiormente a energia da vontade humana. Ninguém tampouco melhor soube morrer, do que o povo que incarnou em sí, paradoxalmente, a teoria da Morte no seio do Eterno: esse pensamento agudo como a lámina de uma espada que, dobrando-se e traspassando o mundo na sua redondeza, veio cravar-se no coraçao para no-lo-dessangrar. A Espanha foi vítima de um erro de definiçâo; e se um dia os homens atinarem com a verdadeira teoria da Vida, ninguém, tampouco, saberá morrer por ela como o povo de entre todos gerado para o heroísmo. "
No dejan de ser reprochables algunas de las sentencias aquí vertidas, y más en el contexto que analizamos, que nos recuerda los defectos político-filosóficos de aquellos apegados al " progresismo histórico " portugués, como fue el caso del autor que nos ocupa. Mas a mí, particularmente, me ha llamado mucho la atención.
Alejémonos de rencores. Portugal y España, como dice Rafael Castela Santos, por Aljubarrota, pero también por Toro. Indaguemos en la Historia, y sepamos ir a las fuentes y a su desarrollo para con los tiempos, como hacía el gran Oliveira Martins, siempre en busca de la verdad.
Como coletilla mía, diré que, eso sí, que no entiendo muy bien que muchos de los que presumen de " afirmación portuguesa " ( Que no todos ) tenga que ser " en contra de España " o " contra Castela "; en todo caso, porque la Corona de Castilla englobaba los reinos de Galicia, León, Toledo, Sevilla, etc., amén de la muy noble Castilla propiamente dicha, reino que no tuvo frontera con Portugal. Es como si nosotros nos obsesionáramos con la batalla de Toro como " mito afirmativo ". No somos tan extraños ni tan enemigos para afirmar nuestra realidad patria en contra de los que compartimos la Piel de Toro. La Historia es la que es, y en ambas patrias ibéricas se inscribe bajo el sol de la Cruzada. Y tanto Castilla intentó influenciar en Portugal como Portugal en Castilla, y, como deja entrever Oliveira Martins, muchos nobles portugueses ansiaron la unidad peninsular, pero buscando que fuera Portugal el " reino dominante ". Lo bueno es que a pesar de las luchas que se sucedieron, a ambas orillas del Guadiana no se veían como " necesariamente extraños ", cosa que por desgracia ha ido cambiando con el paso de los tiempos, y sobre todo, por la infiltración francesa y británica en la Vieja Hispania.
En fin, aquí nos quedamos con el ejemplo de una vida santa, y con la fabulosa obra del que fue reconocido como " el historiador más artista de la Península " desde Marcelino Menéndez y Pelayo hasta Miguel de Unamuno. Y deseando aprehender otra de sus grandes obras, en especial, la Historia da Civilizaçâo Ibérica.
Santo Condestável, ora pro nobis.
* Recuérdese: " PORTUGAL CONTEMPORÂNEO ", DE OLIVEIRA MARTINS
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